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Cumplir un sueño entre las columnas del Teatro Romano

Alexandra Torres y Beli Jiménez, parte de la figuración de la Medea de José Carlos Plaza, sienten haber cumplido su sueño de actuar en el escenario romano

Por Marta Pérez Guillén

05 julio 2015 | Publicado : 09:13 (05/07/2015) | Actualizado: 09:14 (05/07/2015)

Con 27 años y con la sensación de haber cumplido un sueño. En su caso participar en el Festival de Teatro Clásico como figurante fue una dulce casualidad. "Vi el casting por internet y mandé mi currículum", explica Alexandra Torres, hasta hoy por la noche una de las cuatro mujeres que acompaña a Corifea en escena en la Medea de José Carlos Plaza. "En ningún momento pensé que iba a acabar aquí, en este escenario", recalca con una emoción que trasmite incluso por sus ojos.
Y eso, que cuando el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida la llamó para que participara en alguna obra, iba a ser en Asamblea de Mujeres de Juan Echanove. "Tuve que mandar un vídeo de presentación y final me aceptaron en Medea".

También de la tierra
Torres es de Castellón, aunque lleva viviendo cinco años en Madrid. Desde los 16 años, su vida se ha centrado en formarse en las artes escénicas. Con 27 años, la suerte o los dioses, como se suele decir cuando se menciona el escenario romano, han querido que sus días libres de vacaciones coincidieran con lo que dura el contrato de figuración. "Estaba hecho para mí sin duda", recalca.

Y aunque ella viene desde Castellón, entre la figuración también hay extremeños. Es el caso de Beli Jiménez de 42 años, también actriz y emeritense. Para ella, la arena del Teatro Romano es una asignatura pendiente. "He trabajado con muchas compañías extremeñas, en el Pasacalles del Festival, pero nunca me he subido a este escenario", señala Jiménez. En su caso, fueron sus amigos quiénes la animaron para que participará en el proceso de elección de figuración.

Los ensayos y el entorno
Caminan junto a Corifea. A través de ese lenguaje universal, que no entiende de palabras y que se expresa con el cuerpo, el coro subraya cada intervención de quienes siguen. Subraya y recalca que aunque Medea no es una ciudadana de Corinto, el pueblo entiende los motivos que la han llevado a acometer el infanticidio y atacar contra su propia sangre.

La intervención de estas dos actrices no se oye, pero sí se ve y se siente. Un trabajo arduo complicado y que sin embargo, en ellas parece de lo más sencillo. Para ello han tenido que trabajar duro y a contrarreloj. "El ensayo general fue el sábado antes del estreno de la obra", indica Torres. Y aunque las prisas no son buenas compañeras, y cuando se trata del escenario romano parece que el tiempo corriera aún más deprisa, lo cierto es que ambas lo han vivido con toda la intensidad que pueden.

El primer encuentro con el director de la obra, José Carlos Plaza lo recuerdan con especial cariño. Sobre todo porque los que no conocían el Teatro Romano tuvieron la oportunidad de tocar sus piedras con él. "Fue lo primero que hice cuando entré al yacimiento, tocarlo para sentir esa energía que transmite", recuerda Torres. Una máxima entre todos los actores y actrices que han disfrutado de la magia del Teatro Romano. Jiménez por su parte recuerda el encuentro con Plaza como una inyección de tranquilidad. "Te da mucha paz y te transmite que confía en nosotros, lo que hace que trabajemos más cómodos y con una mayor autonomía".

La caracterización párala figuración de Medea, un peinado, ropa larga y maquillaje blanquecino no supone una gran transformación para ellas. Todo ese proceso va por dentro. "Para mí es muy importante la escucha, escuchar es lo que principalmente me ayuda ha meterme en un papel", explica Torres.

Ambas se estrenaron en la arena del escenario romano el pasado miércoles junto a grandes del teatro como Ana Belén, Consuelo Trujillo y Adolfo Fernández. Con el mismo entusiasmo y el deseo de salir airosas. Ambas disfrutaron de un estreno al que acudieron unas 1.700 personas. Unas 1.700 miradas que se convirtieron en testigos de la realización de su gran sueño. "Es una oportunidad, mi oportunidad de poder estar aquí, aunque espero y deseo volver", subraya Torres, con el temblor de la que aun siente los nervios de haber actuado ante cientos de personas. Un temblor tan dulce que engancha. Y a ellas dos, el embrujo de las piedras romanas que sirven de marco para el Festival de Teatro Clásico, sin duda las ha enganchado.

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